29-07-2016.-
Anclajes
permanentes se vienen produciendo desde el Sol a la Tierra promocionando un
nuevo estado de Luz en la vida planetaria. El Corazón de la Tierra integra las energías
solares (etéricas
y espirituales)
entrantes y así va aumentando, progresivamente, su aura irradiativa solar
interna (crística), hasta abarcar los
confines del aura etérica, astral y mental planetaria. Tal desarrollo, el del
aura solar planetaria, aún está en desarrollo.
La
radiación solar planetaria ha permanecido mayormente dormida, en un estado
estacionario hasta ahora durante el progreso evolutivo, debido a que la Tierra ha ido desarrollando
por pasos Su Conciencia a través de sus reinos de vida, vitalizando y
actualizando las potencialidades de la conciencia en cada plano. Por este motivo
el proceso evolutivo del planeta, es decir, la formación de la ‘conciencia
planetaria’, se ha ido construyendo de a poco a través de las eras (y aún está
en proceso), comenzando por la vida mineral, la cual durante millones de años
manifestó el desarrollo de “la conciencia físico-química” (con
sus manifestaciones en los estados sólido, líquido y gaseoso). Esta etapa
recapituló evoluciones anteriores del Logos en la vida física, y, una vez
actualizada la conciencia mineral, la
Tierra entró en su etapa de actualización y desarrollo de “la
conciencia etérica” a través del surgimiento del reino vegetal, que
ocupó también millones de años hasta cubrir la Tierra del verde de este
reino de vida. La vitalización del “aura etérica” del planeta debe su
estado de desarrollo, con su sólido entramado de vida etérica, al reino
vegetal. El “aura astral” se vitalizó tomando un estado de especial
desarrollo con el surgimiento y progreso evolutivo del reino animal. Aquí el
instinto animal de todas sus especies formó un entramado de energía astral
adecuado (aunque no completo). Fue con el advenimiento del reino humano como el
aura astral planetaria alcanzó un entramado de energía más acabada, pero el
desarrollo prosigue…
El
“tejido-humanidad” aportó al aura planetaria una energía especial hasta el
momento no emanada por ninguno de los reinos de vida inferiores: “Manas”, el
fuego mental, vitalizando así el “aura mental” global. Es decir que
hasta que no apareció el homosapiens y desarrolló sus capacidades mentales (lo cual
aún está en escalonado proceso) no hubo en el aura terrestre un entramado
global de energía mental con “cualidad”.
Cierto
es que las Jerarquías de Venus y otras Hermandades del espacio exterior que
llegaron a la Tierra
hace mucho tiempo aportaron esencias necesarias para el planeta, pero todas las esencias del aura terrestre debían llegar a ser
fortalecidas y autosostenidas por la propia vida planetaria, convirtiéndose así
la Tierra en
su propio “Laboratorio autosustentable de vida y conciencia”.
Todo este
proceso de evolución con el desarrollo de las especies y reinos de vida tiene
que ver con el desarrollo armónico y completo del AURA PLANETARIA.
El aura
del planeta era, al comienzo de la evolución, como una “burbuja transparente”,
sin color o cualidad, donde en su centro existía un núcleo de fuego ardiente
que con el paso de miles de millones de años solidificó los gases cercanos al
centro formándose así una costra sólida (acuosa al principio). Así apareció el
planeta físico, que completó su masa actual con la atracción de meteoritos
durante millones de años más. Finalmente la Tierra se vio como una esfera material (con un
núcleo ardiente) dentro de una gran burbuja sutil transparente. Entonces el
Espíritu Planetario generó oleadas de vida elemental que produjeron los reinos
de vida mineral, vegetal, animal y humano, y cada reino de vida aportó color y
cualidad a la “burbuja transparente”. Así se fueron formando, con la evolución
de todos los reinos de vida con sus procesos y progresos, las diferentes “bandas
áuricas” o “esferas de vida áurica” del planeta. Cada banda áurica posee color
y cualidad especial y está asociada a planos de existencia.
En forma
similar a como sucedió en la
Tierra sucede con el alma humana, siendo la misma, al
comienzo de la evolución, una ‘burbuja transparente’, la cual, al paso
evolutivo, después de múltiples experiencias de reencarnaciones sucesivas en la
materia de los mundos inferiores, comienza a integrar ‘cualidad’, hasta
llenarse de vida. En la fase final del desarrollo humano esa inicial “burbuja
transparente” (virgen) se ha transformado en una espléndida y colorida aura
llena de luz autoconsciente, siendo cada color una especial cualidad de
Sabiduría adquirida.
El
desarrollo del alma humana es análogo al desarrollo del planeta, se
corresponden y relacionan durante la evolución, y la Tierra no puede desarrollar
su aura más allá de la posibilidad permitida por la misma vida que generó con
sus especies y reinos. El reino humano y el dévico suministran a la Tierra su banda áurica
superior, la que aporta y promete aportar nuevas cualidades actualizando y
vitalizando nuevos planos para su Aura global.
El plano
búdico está aún en desarrollo en el aura terrestre y es pobre por ahora la
porción de los hombres que están desarrollando su Buddhi (su aspecto crístico)
como para que el planeta pueda formar su aura búdica en forma estable y sólida.
Por ahora un grupo menor, compuesto por almas iniciadas, contribuyen al
mantenimiento del naciente Buddhi Consciente Planetario.
Los Anclajes
Solares que vienen sucediendo van poco a poco activando el Buddhi planetario
global al impactar en su Sol Central, su Logos, y también en el Buddhi de la
constitución humana, pero solo los maduros y sensibles en conciencia pueden
seguir esta vía de desarrollo por el momento. La futura humanidad de 6° Raza
permitirá un entramado más estable y luminoso del Buddhi planetario.
Todo
está en marcha y estos informes dan un bosquejo de comprensión a quienes vienen
trabajando internamente.
Mediten
en lo transmitido hasta ahora.
Que la Paz os compenetre y os vuelva
“conscientes”.
Sol Planetario.